En el invierno pasado, uno de mis viajes de trabajo
me llevó hasta Pedrafita do Cebreiro.
Cuando paso por allí, es frecuente que suba hasta la
Cruz de Cebreiro, o que pase por la iglesia prerrománica de Santa María la Real
de O Cebreiro, donde se expone permanentemente El Milagro.
Éste fue el caso ese dia. Como de costumbre, di una
vuelta lentamente y en silencio por la nave del templo, para dejar que la
espiritualidad del lugar penetrase en mí.
Cerca de la entrada, hay una puerta lateral que
comunica con el baptisterio, el lugar destinado a los bautizos. En las primeras
iglesias, no se bautizaba en el templo, sino en sitio aparte. Hay iglesias en
italia, aún del renacimiento, donde el baptisterio es un edificio completamente
separado.
Entré en el baptisterio, que estaba abierto. Allí,
en el centro, hay una gran pila de bautismo por inmersión, de piedra en una
sola pieza, que supongo que datará . Un objeto singular.
A un lado, junto a la pared, había un gran cartel
con una oración. Estaba escrito en inglés, y lo leí con atención.
Me emocionó profundamente. El texto hablaba de lo
que El Camino de Santigo, cualquier otro Camino, o la vida misma, entendida
como Camino, puede enseñarnos. De lo que debemos aprender en el Camino. En un
Camino. En todo Camino.
Parece que fue escrito por un monje llamado Fray
Dino, de una aldea llamada La Faba.
Me sobrecogió el hecho de que, en aquel apartado
rincón del mundo, alguien escribiera algo que puede sintonizar tan
profundamente con lo que hay dentro de mí, o de cualquiera que pase por allí y
lo lea con atención y respeto.
Supongo que sólo puede captarse toda la profundidad,
la espiritualidad del texto leyéndolo en un sitio tal como aquél, en aquel
monte, en aquella iglesia, frente a aquella pila bautismal.
Supuse que algo tan bello debía estar colgado en
Internet. Lo encontré, en castellano. He
aquí el texto:
Aunque hubiera
recorrido todos los caminos,
cruzado montañas y
valles
desde oriente hasta
Occidente,
si no he
descubierto la libertad de ser yo mismo
no he llegado a
ningún sitio.
Aunque hubiera
compartido todos mis bienes
con gentes de otra
lengua y cultura,
hecho amistad con
peregrinos de mil senderos
o compartido
albergue con santos y príncipes,
si no soy capaz de
perdonar mañana a mi vecino
no he llegado a
ningún sitio
Aunque hubiera
cargado mi mochila de principio a fin
y esperado por cada
peregrino necesitado de ánimo,
o cedido mi cama a
quien llegó después
y regalado mi
botellín de agua a cambio de nada,
si de regreso a mi
casa y mi trabajo no soy capaz
de crear
fraternidad y poner alegría, paz y unidad,
no he llegado a
ningún sitio.
Aunque hubiera
tenido comida y agua cada día
y disfrutado de
techo y ducha todas las noches
o hubiera sido bien
atendido de mis heridas,
si no he
descubierto en todo ello el amor de Dios,
no he llegado a
ningún sitio.
Aunque hubiera
visto todos los monumentos
y contemplado las
mejores puestas de sol;
Aunque hubiera
aprendido un saludo en cada idioma,
o probado el agua
limpia de todas las fuentes,
si no he
descubierto quién es autor
de tanta belleza
gratuita y de tanta paz
no he llegado a
ningún sitio.
Si a partir de hoy
no sigo caminando en tus caminos,
buscando y viviendo
según lo aprendido;
Si a partir de hoy
no veo en cada persona,
amigo y enemigo, un
compañero de camino;
Si a partir de hoy
no reconozco a Dios,
el Dios de Jesús de
Nazaret,
como el único Dios
de mi vida,
no he llegado a
ningún sitio
Fraydino.
La Faba.
Muchas gracias, Javier! un profundo arrobamiento espiritual fue el que yo también sentí ante semejante manifestación del Espíritu Santo en Fray Dino. Lo experimente un día del mes de abril, al avanzar en el camino a Santiago.
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