Etiquetas

....Cabalgué a lomos del Dragón. Y él volvió hacia mí sus enormes ojos color violeta. Y me sonrió.




lunes, 15 de agosto de 2011

Determinismo e incertidumbre

Cuando tenía 17 años, una noche de Fin de Año que salí con unos amigos, entre vino y vino se me ocurrió el siguiente razonamiento:
“Un sistema aislado, compuesto por n partículas, las cuales en un instante dado tienen una determinada posición y una determinada velocidad, tiene su futuro determinado; esto es, puede describirse la interación de cada partícula con las restantes por medio de una ecuación, si conocemos el tipo de interación entre las partículas.
Los términos de la ecuación sería los vectores distancia a cada una de las otras partículas. La ecuación definiría la interación total sobre la partícula. Como la aceleración es la derivada de la velocidad con respecto al tiempo, y la distancia recorrida es la integral de la velocidad en un lapso de tiempo, puede expresarse en una ecuación la pocisión de la partícula en un instante t0 como función de las distancias a las otras partículas.
Un sistema de n ecuaciones, cada una con n términos, tendría solución y sería única, para cada instante t. Ese sistema de ecuaciones definiría la historia del sistema para cada instante. Es importante darse cuenta de que la solución existe y es única, tanto si podemos escribir el sistema de ecuaciones como si no podemos, porque por ejemplo, no podamos medir en un instante dado velocidades y posiciones. La historia de sistema aislado está definida. Pienso que el Cosmos es un sistema aislado. E. Kant dudó de esto, pero se me ocurre que si no es un sistema aislado, es porque una acción externa actúa sobre él. Si incluyo esa causa externa dentro del Cosmos, vuelvo a tener un sistma aislado. El Cosmos está compuesto por aproximadamente 10e40 partículas. Quizá no conocemos exactamente los tipos de interaciones entre las partículas, pero éstos existen y son teóricamente expresables de manera analítica. Un sistema de n ecuaciones definiría la interación de cada partícula con las restantes. Este sistema, que por supuesto es inexpresable e incalculable, existe teóricamente, tiene solución y ésta es única para cada instante t.
Por lo tanto, la historia del Cosmos está definida. Todo lo que ocurrió, ocurre y ocurrirá, estaba prefijado de antemano, desde el instante de la Creacción".
Todo esto se me ocurrió a los 17 años. Yo entonces no lo sabía, pero esto es en esencia la teoría del determinismo científico, cuyo origen se remonta al pensamiento de Demócrito y Lucrecio. La cuestión es si este determinismo anula el libre albedrío del Ser humano. Si todo está determinado, ¿Para qué esforzarse en tomar decisiones? La teoría nos dice que, cuando usamos ese libre albedrío para decidir algo, también estamos siguiendo el inexorable dictado del determinismo: Lo que creemos que decidimos, ya estaba dambién decidido de antemano.
Del determinismo vino a rescatarme años más tarde la física cuántica. Según el principio de incertidumbre de Heisemberg, si conocemos con precisión la posición de una partícula, no podemos conocer con precisión su momentum esto es, el producto de su masa por su velocidad. Por ejemplo, para conocer la posición de una partícula tengo que hacerle una fotografía, para verla, para saber donde está. Pero eso implica que fotones tienen que chocar contra ella, y desde ese momento, se ha alterado su momentum. Saco la foto, pero la partícula ya no estaba allí, pues fue empujada por los fotones. Este experimento pone de manifiesto un procedimiento en el cual la indeterminación viene dada por el propio procedimiento, pero Heisemberg se percató de que la indeterminación es intrínseca a la realidad, independiente de la precisión o finura de los medios de medida. Esto es, un experimento muy fino, que interactuase con el objeto medido de una forma infinitamente sutil, tendría como límite inferior de precisión el principio de incertidumbre.
Este pricipio fija que el producto de las imprecisiones de la posición y del momentum es por lo menos la constante de Planck. O sea, que las partículas, en el sistema de ecuaciones del párrafo anterior, no tienen su posición exactamente definida. Las ecuaciones no pueden expresar una igualdad. Existe una granularidad o rugosidad en la estructura fina de la realidad, que impide la existencia, siquiera teórica, del sistema de ecuaciones global. El Cosmos no tiene historia definida.
Ha pasado mucho tiempo desde entonces, y he leido muchas más cosas. He leido sobre el principio antrópico, del cual hablaré en otro momento, y sobre el pensamiento de Roger Penrose. Pasado todo este tiempo, releo las notas de mis pensamientos a los diecisiete años, y aunque ahora podría añadir, rectificar y pulir muchas cosas, me sigue pareciendo en esencia correcto. No dejo de preguntarme de dónde diablos saqué yo todo eso a aquella edad.

viernes, 7 de enero de 2011

¿Podría Internet ser consciente de sí misma?

Escrito en A Rua, Ourense, una oscura noche de enero, en la soledad de una pequeña habitación en un hostal insignificante. ================================================ En su obra El juego de Ender, Orson Scott Card imagina una red de ordenadores conectados mediante enlaces, que tienen como propósito la comunicación global y la educación. Escrita antes de que existiese Internet, me parece de una predicción sorprendente. Al final de la novela, la humanidad se extiende por muchos planetas, colonizando un pequeño sector de la galaxia. Se crea una red de comunicaciones que usan el enlace filótico (red ansible) para conseguir una transmisión de información instantánea, superando la velocidad de la luz en lo que a comunicación se refiere.
 Consideremos que la base fisiológica de la consciencia son las conexiones sinápticas dentro del cerebro y los impulsos que por ellas circulan. Sé que esto puede tener sus detractores, por lo que puede tener de reduccionista. ¿Pueden separarse los conceptos de cerebro y mente? ¿Surge la consciencia, o mejor dicho, es la consciencia únicamente una miríada de impulsos sinápticos bullendo dentro de un cerebro, o es algo más? Procesos fisiológicos que alteran este funcionamiento, como puede ser la administración de anestesia, producen como consecuencia la pérdida de la consciencia. Si no ES eso, desde luego tiene mucho que ver. 
 Pensemos en Internet. Una miríada de máquinas conectadas entre sí, intercambiando información en forma de impulsos eléctricos. Como un cerebro gigantesco. 
 Volviendo a "La Saga de Ender", como consecuencia de la interconexión de millones de máquinas repartidas por todos los mundos colonizados, surge de manera espontánea una consciencia, que se da a conocer al protagonista, bajo el nombre de Jane. Si una conciencia es un número muy elevado de interacciones o intercambios de datos / impulsos eléctricos, ¿Podría Internet tener conciencia de sí misma? 
Se me ocurren varias cuestiones paralelas al respecto. En primer lugar, ¿Cómo identificamos una consciencia? Tengo a mi amigo delante de mí, le doy un espejo y le pregunto qué ve en él. "Me veo a mí mismo", responde. "Ése soy yo". Concluyo que mi amigo es consciente, concibe el principio de individuación, o sea , capta la idea de su propia existencia como ser, diferenciada o separada del resto del todo.
 ¿Cómo he llegado a esa conclusión? En primer lugar, porque mi amigo ha tardado unos pocos segundos en contestarme. Si hubiese tardado varios años, yo no habría podido percibir su autoconsciencia. O sea, hay un factor de escala temporal. En segundo, yo, que le hago la pregunta, también soy consciente de mí mismo. O sea, una conciencia puede existir sola por sí misma (un individuo en una habitación oscura, incomunicado, sin estímulos, puede ser consciente, si escucha el diálogo interno de sus pensamientos), pero sólo puede ser puesta de manifiesto enfrentada o comunicándose con otra entidad similar. Yo no puedo comunicarme con una de mis neuronas, ni ellas conmigo. Ellas sólo se comunican entre ellas. 
 Tenemos entonces que si Internet fuese consciente de sí misma, nosotros no podríamos percibirlo nunca. Puedo comunicarme con otro usuario de Internet, pero no con Internet misma. Ella sólo podría comunicarse como entidad con una red externa separada similar. 
 Hay más cosas que se me ocurren. En su Teoría de la Mente, Roger Penrose sugiere que podría haber algo de naturaleza no computable en las leyes físicas que describen la actividad mental. 
Toda Internet es una red de ordenadores (máquinas) interconectadas, y cada máquina en sí es, en cuanto a proceso, la ejecución de una serie de algoritmos. Así pues, toda internet es un sistema determinista: Conocidos los Inputs y conocidos la totalidad de los algoritmos, los outputs quedan completamente determinados. No así una mente humana. No es un sistema determinista. Podemos aventurar cómo se va a comportar un determinado individuo, cuál va a ser su respuesta ante un determinado estímulo (input), pero nunca podremos definir determinísticamente cual va a ser su respuesta, pues la mente del individuo no está sujeta a algoritmos. Por ejemplo si le ofendemos o insultamos, podemos sospechar o aventurar que tendrá una respuesta airada o agresiva, pero no podemos asegurarlo al 100%, ni definir cuál va a ser exactamente su respuesta. Visto desde el lado contrario, ninguna máquina de computación podrá ser inteligente como un ser humano, ya que los sistemas formales algorítmicos nunca les otorgarán la capacidad de comprender o encontrar verdades, que poseen los seres humanos. Una máquina puede aprender de lo que hago, pero nunca podrá comprender lo que hago. 
 Lo último que se me ocurre es que si pensamos en Internet, no sólo como la red de máquinas interconectadas, sino que detrás de cada terminal hay seres humanos con una mente propia, que están vertiendo contenidos, y comunicándose entre sí; en este caso la entidad que tenemos participa de las naturalezas computacionales y no computacionales a las que se refiere Penrose. Sería preciso consideraciones específicas para analizar esta entidad. 
 En resumen, si Internet tuviera consciencia de sí misma, esto sólo podría ser percibido por una entidad similar, pero no por una mente humana. Así que estará fuera de nuestro alcance.