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....Cabalgué a lomos del Dragón. Y él volvió hacia mí sus enormes ojos color violeta. Y me sonrió.




lunes, 7 de junio de 2021

¿Santiago o... Prisciliano? Un intento de visión personal

 

Referencias:

-XACOPEDIA. Entradas: Translatio, Teodomiro, Prisciliano, Arcis Marmoricis, Breviarium Apostolorum, Epístola del Papa León, Inventio, etc.

-Otros artículos o libros, que no puedo referenciar aquí, porque no los tengo a mi alcance, o porque sencillamente no los tengo, y sólo tengo la memoria de ellos.

-Celtiberia.net

 

 

Cada vez que bajo a la cripta de la Catedral de Santiago (no últimamente, cor culpa de la pandemia..) me quedo un rato pensativo. Lo que tengo delante, a la luz de los artículos leidos en Xacopedia, y en otros varios documentos, es el interior de lo que queda del Ars Marmorica. El cofre de plata, supongo que contendrá apenas un puñado de polvo. Los restos... ¿De quién?

A raíz de todo lo que he leido sobre el asunto, me hago un cúmulo de preguntas.

¿Qué sabemos en realidad, y a ciencia cierta, de todo esto? El Breviarium Apostolorum, la Concordia de Antealtares, la Epístola del Papa León (quien tal vez nunca existió...), la Crónica de Sulpicio Severo...

Intento tener en mente los datos aportados por estas fuentes. Para mí, existe un hecho, un instante fundamental:

Según estas fuentes, cuando Teodomiro y el monje Paio llegan a la colina boscosa en lo que hoy es Santiago –donde Paio, como sabemos, tuviera visión de singulares luces aéreas-, se adentran en el bosque y  encuentran el edículo. Al instante, parece ser, Teodomiro lo identifica, sin lugar a dudas, como el Sepulcro del Apóstol. Parece que han peregrinado y ayunado durante tres dias desde Iria Flavia. Están en una situación idónea para hacer un análisis objetivo.

Esto es lo que tenemos. Escrito en antiquísimos pergaminos. La verdad, lo que realmente sucedió, nos es completamente inalcanzable.

¿Qué hay de verdad en todo esto? ¿Vé algo Teodomiro en el Ars Marmórica, que le hace llegar a esta conclusión? ¿Qué ha leido él, previamente a este momento?

La lauda sepulcral de Teodomiro, espléndidamente expuesta ahora en el interior del templo, no dá respuesta a estas preguntas, salvo a la de su inequívoca existencia real.

Los monjes custodios del edículo, en los siglos posteriores, parece que se vieron movidos a borrar algunas inscripciones que en él había. Inscripciones un poco “molestas”, al parecer. Alusiones a un dios pagano. ¿Júpiter, tal vez? ¿El Dios del Trueno?

Sabemos cual era el apodo de Jakobs, fiel seguidor de Jesus de Nazaret. Tenía un carácter muy impulsivo. Le llamaban “el Hijo del Trueno”. Curiosa coincidencia.

El Breviarium Apostolorum se escribió hacia finales del siglo VI o principios del VII. San Isidoro de Sevilla ya sabía de él. Allí se menciona por primera vez que Jakobs habría viajado hasta Hispania para predicar allí. ¿Ha tenido acceso Teodomiro a una copia de este Breviarium?

Seamos realistas. En aquel entonces, no se viajaba así como así de una punta del mundo conocido a la otra. La posibilidad de morir en un viaje tal, era elevada.

Leo las noticias relativas a la traslatio del apóstol, recogidas en comentarios a la misteriosa epístola del Papa León, que no sabemos quién escribió; posiblemente un patriarca de Jerusalén.

En estos comentarios hay algo que me llama poderosamente la atención: Cuando los discípulos de Santiago regresan a su tierra de origen tras la aventura de darle sepultura en la Hispania, han pasado más de tres siglos. El contacto con los milagrosos restos del Apóstol obra el prodigio.

Qué curioso. Si abstraemos datos, por un lado de los relatos legendarios del traslatio del cuerpo del Apóstol, y por otro lado los datos históricos sobre Prisciliano, tenemos que:

-Un personaje de gran importancia espiritual predica o extiende sus enseñanzas en el Noroeste peninsular.

-Este personaje muere decapitado (Jakobs, en Jerusalén; Prisciliano, en Tréveris).

-Sus discípulos se las apañan para recuperar sus restos y darles sepultura en las tierras donde predicó.

-Al retorno de su aventura, transcurre el S. IV.

Desde luego, da la impresión de que los datos legendarios con los que se construye la translatio, se sacan de la historia de Prisciliano. No cuadra el salto temporal de tres siglos y pico. Pero se hace cuadrar mediante el carácter milagroso de los restos del Apóstol.

Si realmente Prisciliano fue enterrado en algún punto del Noroeste peninsular, es lógico pensar que sus seguidores (recordemos que el Priscilianismo sobrevivió muchos años a la muerte del propio Prisciliano, la gente siguió practicando sus enseñanzas y ritos) harían por conocer su lugar de enterramiento, y peregrinarían allí.

Me pregunto si hacia los S. V, VI y VII, antes de la inventio de Teodomiro, no habría gente que incluso desde la actual Francia, vendría ya peregrinando por el actual Camino Francés. Incluso allí Prisciliano tenía seguidores.

¿Cómo una cosa deviene en otra? Y entonces de repente viene en mi ayuda mi vieja y archiconocida amiga de tantos años.

La de siempre. La sacralización de ritos paganos.

Una vez decapitado el hereje, fue patente que la herejía seguía viva. De hecho, siguió durante décadas. La Iglesia oficial debía luchar conta aquello. Prisciliano no fue el único en caer. Más cabezas rodaron. Cosulten Wikipedia.

Pero si la gente sigue peregrinando a la tumba de un hereje, ¿como evitarlo? ¿Pulverizamos, destruimos la tumba? No hace falta. Basta con transformar el hereje en un Apóstol, y asunto resuelto. La gente ahora peregrina a un lugar santo. Evidentes ventajas.

Al paso de los siglos, aparecen rumores de que el Apóstol Jakobs el Mayor habría predicado en el noroeste de la Hispania; y su cuerpo, una vez decapitado en Jerusalén por orden de Herodes, recuperado por sus acólitos y trasladado a aquellos lugares en los que predicó. Estos rumores acabaron siendo recogidos en textos, Breviariun Apostolorum, etc, que acabarían siendo copiados y  leídos por ciertos canónigos, obispos, etc. Ya conocemos el resto de la historia.

Miro una vez más el arcón de plata en la cripta bajo el altar, que contiene los restos. ¿un perro, un caballo, como proponía Lutero? Esa idea sí que me parece en verdad peregrina.

Sanchez Albornoz ya opinó sobre esto. No puedo encontrar la cita ahora, pero su conclusión más o menos era esta: “...¿Importa realmente? Si realmente Santiago hubiese estado enterrado allí, y la Cristinadad lo hubiese ignorado, la fecundidad de tamaña reliquia hubiese sido nula. Pero la Cristiandad creyó, y la gente peregrinó...”

Un flujo no sólo de gente, sino de culturas. De ideas, de idiomas, de tendencias. El Románico; más tarde el Gótico.

Sería hoy muy sencillo salir de la duda, con un simple análisis de C-14. La pregunta sería simple: ¿S.I ó S. IV? Pero la Iglesia jamás consentirá semejante profanación de la reliquia.

Pero sigamos con la fantasía. ¿Y si se demostrase que realmente son los restos de Prisciliano los que allí reposan? ¿Qué pasaría?

La gente peregrina por variados motivos, pero uno de ellos, quizá más que el religioso, es el sencillamente espiritual. ¿Qué es la Vida, sino un Camino? ¿Qué encuentras al final del Camino, sino a tí mismo?

Leamos un poco acerca del modus operandi de Prisciliano. En efecto, sus enseñanzas se apartaban de lo que era el Cristianismo oficial, no por nada decapitaron al obispo de Ávila. Acusado de practicar magia, de dejar que los clérigos se dejasen el pelo largo (¡!)... leemos entre líneas una especie de culto a dioses quizá anteriores al cristianismo; pero yo más bien lo interpreto como un culto a la Naturaleza, al equilibrio interior, etc. Todo esto nos suena de algo, ¿verdad? Hoy lo llamríamos quizá New Age, o pseudobudismo, o lo que sea. Es una tendencia espiritual natural en el ser humano.

Y miro de nuevo la sonrisa de la estatua del apóstol, sobre el altar mayor, y por primera vez, esa sonrisa me parece un poco irónica...

¿Cómo eran los rasgos de Jakobs? ¿Y los de Prisciliano? No tenemos ni idea. Tanto podría ser uno como otro. O ninguno.

Prisciliano arrastraba multitudes, sin duda. ¿Lo hacía Jakobs?

¿Haría la gente la peregrinación a Compostela para rendir tributo a alguien como Prisciliano, más que para alguien como Jakobs el Mayor? Yo casi apostaría que sí.

Y una vez más, en el Obradoiro, me quedo mirando la imponente fachada, la Gloria  de Fernando de Casas y Novoa.

Seas quien seas, vaya tumba que te hicieron...